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viernes, 12 de noviembre de 2010

LA PEDAGOGIA DEL BARCELONA DE ESPAÑA

"A veces los culés somos muy particulares" , cuenta Carles Rexach. ¿Me puedes decir por qué a mí, siendo catalán, me llamaban Charly y, por ejemplo, a Allan Simonsen, que era danés, se le conocía por Simonet?". Igual es por la flema británica que siempre tuvo Charly Rexach. "A todos, sin embargo, nos ha gustado el buen fútbol, a veces incluso nos ha sabido mejor un partido bien jugado que una mala victoria, y por otra parte siempre funcionó la relación catalanismo- barcelonismo" , subraya. "Necesitamos identificarnos con futbolistas de la casa comprometidos con la causa".
A Charly le encanta departir de vez en cuando con Pep Guardiola y al actual técnico azulgrana le gusta que le cuenten la historia del Barça. "Yo tuve la suerte de tener a muy buenos entrenadores a nivel pedagógico", respondió Guardiola a Sergi, un alumno de bachillerato que dedicó su trabajo de fin de curso al futbol base. "Fui muy bien educado, formado y preparado. No recuerdo haberlo pasado mejor que en mis primeros años como juvenil y en el filial". "Desde pequeño", insistía, "se incidía en recordarte que vivías con un grupo de gente, un equipo que tenía que mantenerse unido y en los entrenamientos se remarcaban mucho los aspectos técnicos, la cultura del esfuerzo y el trabajo en equipo, y se daba mucha importancia al contacto con la pelota".

"¡La pedagogía!", interviene Joaquín Hernández. "La llave se llama pedagogía", añade el padre de Xavi.. "No se puede enseñar a ganar, sino a jugar". Xavi siempre ha jugado bien y, sin embargo, ha tardado prácticamente 29 años en ser reconocido como un vencedor. Elegido como el mejor futbolista de la pasada Eurocopa, campeón de Liga y Copa, ahora aspira a cerrar el mejor año en la historia del Barça con la conquista de la Champions. El éxito de Xavi es el triunfo de su padre, la victoria de Guardiola, el reconocimiento internacional de la marca futbolística Barça, personalizada en figuras como Rexach, capaz de marcar distancias incluso respecto al ideólogo futbolístico, el mismísimo Johan Cruyff.

Además de ser muy importante, Cruyff se da mucha importancia, circunstancia capital para entender el recelo que provocan a veces algunas de sus intervenciones en los foros de veteranos barcelonistas, cansados de que la vida del club se concentre en el dream team y no se incida expresamente en su clara vocación europeísta, interclasista y de identificació n con Cataluña forjada durante los años veinte cuando entiende el fútbol como una expresión realista de la modernidad urbana y se abre al extranjero.

Jaume Olivé, ex coordinador del fútbol base del Barcelona, traduce futbolísticamente la opinión de los historiadores: "El Barça, y por extensión los clubes catalanes de la época, se inspiran en el fútbol de los mejores equipos centroeuropeos: húngaros, austriacos, checoslovacos. Las visitas a la ciudad del MTK de Budapest, el Austria de Viena o el Sparta de Praga, el juego del Honved y del Ferencvaros, tuvieron un impacto espectacular en el fútbol catalán, y su juego de toque, de asociación, de triangulación, se impuso sin reservas a partir de los años veinte".

Hay quien sostiene que el Barça siempre atendió a la llamada de Europa mientras que el Madrid estuvo más cercano a América, ni que fuera por el impacto que causaron Ladislao Kubala y Alfredo Di Stéfano en ambos clubes respectivamente. Olivé señala al húngaro Jesza Poszony como el heredero del espíritu formativo de Ramon Llorens y el técnico que vertebró el fútbol del Barcelona en su sentido más amplio a inicios de la década de los veinte: "Más tarde, en los años cincuenta, irrumpió Helenio Herrera, que implantó un nuevo modelo, totalmente opuesto al anterior: el juego se volvió más directo y pragmático: primaban las individualidades y a su alrededor tomaba las decisiones más importantes" .

Y, finalmente, en los setenta, compareció Rinus Michels, y modernizó el fútbol del Barça a partir del modelo del Ajax. Míster Mármol, como se le conocía, no solo le hizo campeón sino que implantó una nueva metodología en los entrenamientos de los distintos equipos hasta forjar la actual manera de juego del Barcelona. Figuras como Olivé, Oriol Tort y Laureano Ruiz garantizaron en la cantera el estilo por encima de los cambios de entrenadores que se sucedían en el plantel profesional en función de sus figuras, como ocurrió por ejemplo con Maradona y Menotti y con Schuster y Lattek.

La llegada de Johan Cruyff culminó la obra. Aprendió el Barcelona a ganar después de saber jugar. El dream team, sin embargo, siguió un proceso diferente al equipo de Les Cinc Copes y al actual de Guardiola, los otros referentes del barcelonismo. El protagonismo del Barça de Cruyff recayó más en los futbolistas españoles, preferentemente vascos, y extranjeros que en los catalanes a diferencia de cuanto ocurre ahora o en los años cincuenta. A cambio, sin embargo, creó la piedra filosofal del juego a partir de la figura del 4 y del sorprendente Milla. Una vez obtenido el molde, el club empezó a clonar volantes hasta que apareció Guardiola, que le dio sentido y grandeza a la obra como jugador y ahora como entrenador de Xavi, de Iniesta, de Messi y del Barça.

"Ha mejorado mucho la organización y se trabaja en una misma sintonía, una dirección única", sostiene Albert Benaiges, actual coordinador del futbol base, persona de confianza de José Ramon Alexanco, el jefe de la cantera azulgrana. Alexanco coincidió con Txiki Begiristain, el actual director deportivo, y con Guardiola, y tanto Tito Vilanova como Aureli Altimira, segundo y tercer entrenador, respectivamente, han crecido en La Masia con el técnico azulgrana. "La onda es la misma".

La Masia es la fábrica de la cantera azulgrana. "El factor más importante es la doble pedagogía", insiste también Benaiges. Los técnicos de los distintos equipos son ex futbolistas y licenciados, algunos en INEF y otros en disciplinas como magisterio, de manera que se da una combinación perfecta para impartir doctrina.

Aunque, como recuerda Benaiges, el Barça se ha desplegado "toda la vida con extremos" y "han sido muchas las generaciones de buenos futbolistas" , los jugadores que actualmente proceden de la cantera han tenido la suerte de que un grupo de técnicos les han convertido en los protagonistas del equipo y de la selección. "Ya no son futbolistas de complemento sino que son la base del juego", remata el padre de Xavi. "Buscamos a niños inteligentes y con muy buena técnica", explica Benaiges. "La clave es la calidad y después se incide en la fortaleza y la rapidez. El proceso es complejo, y de ahí que a los nuevos, a los fichajes, les cueste adaptarse a diferencia de cuantos han crecido en la cantera. Xavi, Iniesta, Piqué, Messi... todos empezaron prácticamente con el infantil. Piqué ha vuelto y, aunque ha mejorado en otros aspectos, juega igual que cuando era cadete. ¡Mira también a Cesc!.

A los niños se les prueba en distintas posiciones para que aprendan los conceptos básicos de cada demarcación y poder decidir después en cuál rinden mejor y potenciar su desarrollo físico a partir de los 15 años. La consigna es siempre la misma: la pelota al suelo desde la propia portería hasta la contraria. "El balón es nuestro medio y, por tanto, se necesita inculcar la solidaridad, la disciplina, la colaboración para que todos puedan juntarse a su alrededor", acaba Benaiges "Somos hijos del sistema", coinciden Xavi e Iniesta. Tal y como recuerdan los históricos del Barça de la época de Rexach, ya lo dijo Di Stéfano en un partido de homenaje en que ejerció de entrenador de una selección mundial.

- "¿Ustedes cuántos son?", preguntó en voz alta a las figuras.

- "¡Once¡", se escuchó.

- "¿Y cuantos balones hay?", reincidió.

- "Uno", se oyó.

- "Pues repártanselo" , concluyó La Saeta.

A juzgar por cómo juega el Barça, se diría que hasta Di Stéfano ha sido alguna vez azulgrana. Los grandes equipos, como también los mejores diarios, o como cualquier empresa, necesitan de los mejores ideólogos y pedagogos para que funcionen como Dios manda. 

Cordialmente Blaugrana.