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lunes, 18 de julio de 2011

¿MOURINHO Y GUARDIOLA DOS FORMAS DE GANAR? LA DIFERENCIA ESTA EN ESTILO....¿CUAL ESTILO LES GUSTA MAS?



José Mourinho dirige su equipo como Riccardo Muti su orquesta; y Pep Guardiola al Barça como Herbert von Karajan dirige la suya. Aunque parezca que la música clásica y el fútbol no tengan muchos aspectos comparables,  cuando se analiza a qué se tienen que enfrentar los directores de ambas actividades para conseguir el éxito, sí que se pueden trazar algunas similitudes.
Hacer trabajar a un grupo de personas juntas en la misma dirección, para conseguir un objetivo común, es algo que muchos líderes intentan cada día. Cuando este grupo de personas son profesionales de alto nivel, el reto para el líder es más difícil. Si algunos de los miembros del equipo se consideran estrellas (o fueras de serie) en su profesión, hacerles parte de un equipo, una pieza más, es una tarea que sólo algunos grandes líderes son capaces de llevar a cabo.
Existe mucha literatura y teorías de cómo ser un buen líder, de cómo motivar a un equipo de personas. Lo que es evidente es que no hay un modelo único de liderazgo y que el utilizado por cada líder, sea en el campo que sea, debe ser auténtico, es decir, en sintonía con los valores de éste, su carácter  y su personalidad.
El director de orquesta israelita Itay Talgam opina que dirigir una orquesta sinfónica es armonizar muchas historias (la del compositor, la de los músicos, la de los fabricantes de los instrumentos, la de la audiencia,…) para que formen una sola. Para ello, es necesario coordinar a un grupo de profesionales de altísima cualificación, con dominio de técnicas muy complejas obtenidas a través de años de estudio y práctica,  un grupo de artistas que interpretan una obra de arte. Hacer que esta mezcla de técnica y arte individuales se ejecute en sintonía con decenas de colegas, es todo un reto para el director.
En la conferencia de TED, Itay Talgam explica, de una manera sumamente divertida y llena de sentido del humor, su análisis sobre la forma de dirigir que tienen todos estos grandes maestros. En unos divertidos 18 minutos vemos el estilo de dirección de estos grandes directores y cómo interactúan con sus músicos.

El nivel de diferenciación que van adquiriendo los estilos de dirección y la forma en que proyectan su imagen Guardiola y Mourinho requieren una atención que entiendo que va más allá de lo deportivo. Hace ya unos meses publicaron un libro en esa línea dos profesores de liderazgo empresarial (Gallardo y Cubeiro, Alienta Editorial), y el mismo Guardiola ha protagonizado una campaña de publicidad de una institución financiera que partía de su filosofía de dirección de equipos. También hay quien ha comparado sus estilos a los de directores de orquestas famosos, acercando Mourinho a Muti y Guardiola a Von Karajan, basando esa afirmación en una magnífica presentación del director de orquesta Itay Talgam disponible en Internet (www.ted.com). La dimensión global del FC Barcelona y del Real Madrid, su constante rivalidad y los contrastes entre ambos personajes ayudan a la popularidad de esos contrastes.

Riccardo Muti: Como se ve en el vídeo, Muti entiende su labor como la de “preservar la esencia de la pieza, como la creó su compositor” (o cómo Muti interpreta que el compositor la creó). Para ello da las órdenes claras, quizás demasiado claras. No permite a los músicos ninguna desviación de la pauta marcada. Muti es un gran maestro reconocido mundialmente, pero ese excesivo control llevó a que los músicos de la Scala de Milan le pidiesen en bloque que se fuese ya que no les proporcionaba la mínima automomía necesaria para expresar su arte, sus sentimientos, dentro de la pieza. Se sentían como máquinas en las manos de Muti y no podían contribuir, eso les desmotivaba.
Herbert von Karajan: Todo pasa dentro de su cabeza y los músicos deben deducirlo. Cómo intuir lo que pasa por la mente de von Karajan es difícil: tienen  que mirarse unos a otros y coordinarse entre ellos, mientras “van asumiendo” lo que el director quiere a través de sus gestos ambigüos. Él marca la filosofía, el estilo, los principios,… para después, dejar al equipo interpretarlo con libertad pero siguiendo su idea, sin sobre-comunicarla. Esta forma de dirección hace que el grupo esté más unido y sean dependientes unos de otros. Hay un liderazgo compartido.
 Estos ejemplos, sacados del mundo de la música, son completamente asimilables a muchas otras actividades donde grupos de personas actúan unidas. El líder combina en armonía: motivación, automonía, libertad, disciplina, grupo, técnica, arte,… Descifrar y copiar su estilo y fórmulas de éxito es una labor muy complicada, ya que mucho de ello está basado en personalidad y experiencia.
En el mundo del fútbol nos encontramos con dos líderes de éxito: Mourinho y Guardiola, cada uno con un claro modelo de dirección, y significativamente diferente entre ellos.
José Mourinho: Puede gustar más o menos, caer bien o mal, pero lo que es indiscutible es que sabe ganar. Su estilo parece muy similar al de Muti: orden, control, disciplina, y en definitiva “aqui mando yo, y pase lo que pase yo soy el responsable”. En este vídeo de Cuatro se presenta su estilo y sus “10 mandamientos”. Su principal mandamiento: “La victoria por encima de todas las cosas”
Sus mandamientos relacionados con su filosofía de equipo:
  • “Los jugadores no son las estrellas, la única estrella es el equipo”
  • “La culpa es del entrenador, la responsabilidad de todos”
  • “Queda terminantemente prohibido borrarse (inhibirse)”
  • “Todos los jugadores son igual de importantes, y a cada uno  hay que dedicarle su tiempo”
  • “Cada jugador, antes de cada partido, recibe los detalles personalizados del contrincante en su área de juego”
Sus mandamientos relacionados con la disciplina de grupo:
  • “Puntualidad”
  • “El Hotel es un bunker, no se habla con nadie”
  • “Sólo se consume agua”
  • “No teléfonos móviles, no visitas”
  • “Se entrena muchas horas al día”.
Se trata de un estilo muy similar al de Riccardo Muti. En el caso de Mourinho, “la victoria por encima de todo, yo soy el foco de atención, yo marco las reglas, los detalles y cada jugador ejecuta su papel como yo se lo defino”. En el de Muti, “Yo tengo la misión de interpretar la pieza como el compositor la concibió, y para ello, yo marco todos los detalles de cómo cada músico lo tiene que hacer. La disciplina de la ejecución ante todo”.
Pep Guardiola: Pep entiende el fútbol como un sistema de juego muy especial (dicen que lo aprendió de Cruyff). Más que amoldar cualquier jugador al sistema, selecciona a los que mejor se adaptan al mismo. Luego deja que ellos interpreten el juego, los detalles.
Parece que Guardiola está presente, pero no omnipresente. No comunica los detalles de lo que quiere, pero sí la filosofía de su manera de entender el fútbol. Mantiene un entorno de actuación pero, dentro de ese entorno, da libertad a los jugadores para buscar su lugar. Marca reglas básicas de disciplina, sin embargo, no al nivel de Mourinho. Pep es el jefe, aunque no lo deja todo claro, hay que interpretarle.
Como von Karajan, todo pasa en su cabeza, no lo comunica claramente y los jugadores se tienen que mirar unos a otros, e interpretar el sistema. La victoria o la pieza es importante, pero hay algo más: belleza, autonomía, interdependencia, identidad… El equipo comparte el liderazgo.

Mourinho transporta una forma de ver el mundo muy individualista y egocéntrica. Me interesa aquí tratar de conectar esa fuerte dualidad con temas más sociales y políticos. Entiendo que Mourinho transporta una forma de ver el mundo muy individualista y egocéntrica. Constantemente se esfuerza en dejar claro que él es un profesional, un free rider, que hoy está aquí y mañana estará en otro lugar. Tras el partido contra el Málaga, insistió: "Si no están contentos, me voy", y acusó al resto del mundo de ser hipócrita. Quiso dejar claro que no le preocupa que con su actitud erosione la tradición de "señorío" del Real Madrid. Su última frase en la rueda de prensa fue una verdadera perla: "Mi mundo es otro". Una persona sin raíces, que efectúa su trabajo con gran frialdad y profesionalidad, que parece saber siempre qué debe hacerse y quién debe hacerlo. No busca el carisma, busca el resultado. No tiene ningún interés en ser querido. Prefiere ser temido. Le avalan sus resultados, no sus afectos. Guardiola trata, hasta el exceso, de difuminarse en el conjunto. Su fuerza es el colectivo. Es políticamente correcto, pero no es convencional. En su corrección anidan sus valores y convicciones, y de manera consistente van emergiendo cuando así se requiere. No precisa hablar de raíces o de coherencia en su trayectoria. Es plenamente consciente de que transporta esos elementos en su propia figura. No hace gala de ello. Simplemente es.

Mourinho puede ejemplificar esa figura de ejecutivo frequentflyer, codiciado por las multinacionales, sin ligámenes ni vínculos personales o de entorno que le impidan hacer en cada momento lo que sea más eficaz y eficiente. Un utilitarista nato, poco interesado en saber quiénes son los que le rodean, sino más bien preocupado en para qué le pueden servir. Y a los que no le sirven, no tiene reparos en decírselo. Desde mi punto de vista, señala esa deriva del valor fundamental y muy contemporáneo de la autonomía personal, hacia un individualismo sin lazos. Partidario de que cada uno se busque la vida como buenamente pueda. Las lógicas de solidaridad o reciprocidad resultan desde esa perspectiva valores molestos o solo justificables desde la compasión de quien es superior. En esa mirada binaria y evidentemente simplificadora, Guardiola defiende al máximo la individualidad de sus jugadores, pero siempre en una lógica de autonomía con. La propia lógica del juego desplegado por el equipo se basa en yo solo no puedo. La interdependencia es una constante, no una variable. El trabajo en red se practica como fundamento. Sobran los egoístas, los insolidarios, los gorrones.

El cambio de época en el que estamos metidos exige replantear muchas cosas. También las formas de convivir y de organizarnos. Frente al utilitarismo salvaje del mercado, podemos buscar antídotos no burocráticos o estatalizadores. Construir lo común, formas de convivencia que partan de la dignidad de las personas más que de su estricta productividad mercantil. Mi lectura de las personalidades aquí caricaturizadas parte del sesgo evidente de mi adscripción desde antes de tener uso de razón al FC Barcelona. Pero nos deberían hacer pensar en los modelos de convivencia y de relación en los que preferiríamos vivir.
Pilar Arastey
Joan Subirats
RECOPILACION FUTBOL FORMATIVO